Por diversas razones, una madre lactante puede tener necesidad de almacenar su leche para dársela a su bebé después. El ejemplo más distintivo de nuestros tiempos es aquella madre que tiene que regresar a trabajar y quiere seguir lactando. Se extrae leche y la almacena para que se la den a su bebé cuando ella no esté en casa. El almacenamiento de leche materna también es una práctica extendida en las Unidades de Cuidado Intensivo Neonatal que aprecian las ventajas de esta leche para el manejo de sus prematuros.
En almacenamiento, podría alterarse el contenido y perfil de lípidos de la leche materna, disminuyendo la disponibilidad, por ejemplo, de ácidos grasos omega-3 y omega-6, tan esenciales para la maduración de la retina y el desarrollo del cerebro. También, podría disminuir la actividad de la lipasa de leche materna, una enzima que se forma en el seno materno para digerir los lípidos de la leche y facilitar su absorción mientras madura el páncreas del recién nacido y produce su propia lipasa. Por último, el almacenamiento podría aumentar la degradación oxidativa (peroxidación) de los lípidos de la leche disminuyendo sus propiedades anti-oxidantes. Aunque parezca sorprendente, hay muy pocos estudios -y los que hay dan resultados controversiales- acerca de cuáles son las condiciones óptimas de almacenamiento (tiempo y temperatura) que preservan las propiedades nutricionales y funcionales de la leche materna.
Para llenar este vacío de información, Enrico Bertino y colaboradores del Department of Pediatric and Adolescence Science, Neonatal Intensive Care Unit, University of Turin, Turin, Italia diseñaron un estudio bastante completo para evaluar el efecto que tiene la refrigeración prolongada de leche materna fresca sobre su perfil de lípidos, contenido de ácidos grasos libres, actividad de la lipasa de leche materna y capacidad anti-oxidante total de la leche (ref). Estas mediciones se hicieron todos los días durante 5 días consecutivos. La leche examinada provino de 17 madres sanas que tenían hijos nacidos prematuros que estaban en la Unidad de Cuidado Intensivo Neonatal. La leche fue extraída de cada madre con una bomba de succión, se hizo un pool de las extracciones y se separaron en 5 alícuotas, la primera alícuota (0 horas) se analizó enseguida y las demás se mantuvieron en refrigeración (no en el congelador) por 24, 48, 72 y 96 horas, respectivamente hasta su análisis. La temperatura del refrigerador se monitoreó mediante termómetros electrónicos programados para leer y registrar la temperatura cada 5 minutos.
Qué encontraron? La temperatura media del refrigerador de almacenamiento se mantuvo bastante estable durante los 5 días del estudio (de 5.2°C a 7.9°C). El perfil de lípidos (distribución porcentual de ácidos grasos saturados [SFAs], ácidos grasos mono-insaturados [MUFAs], ácidos grasos poli-insaturados [PUFAs], ácidos grasos poli-insaturados de cadena larga [LC-PUFAs] y el ratio SFA/UFA) no sufrió modificación durante el almacenamiento. Fue particularmente importante para la nutrición de los prematuros encontrar que los SFAs de cadena media (que son más fáciles de absorber que los de cadena larga) y los LC-PUFAs (donde están el ácido araquidónico [ARA] y el ácido docosahexaenoico [DHA]) se conservan bastante bien durante el almacenamiento refrigerado de la leche materna. En contraste, la concentración de ácidos grasos libres se incrementó significativamente durante el almacenamiento de 1.1% a 2.4% de la grasa total, con una disminución proporcional del pH de la leche. La capacidad anti-oxidante de la leche, medida por la concentración de varios marcadores (capacidad anti-oxidante total, TBARS, malondihaldeida y dienos conjugados), se mantuvo igual durante los 5 días de almacenamiento. Finalmente, la actividad lipolítica de la lipasa de leche materna, medida tanto directamente como por el efecto observado de incremento de ácidos grasos libres, se mantuvo intacta todo el tiempo de almacenamiento.
En síntesis, los resultados de este estudio confirman que la leche materna se puede almacenar a temperatura de refrigeración (mínimo 5°C, máximo 8°C) hasta por 96 horas, sin afectar su valor nutritivo y sus propiedades funcionales. Los bebes lactantes que reciben leche materna extraída y almacenada en condiciones de refrigeración adecuadas hasta por 96 horas reciben esencialmente los mismos nutrientes y la misma capacidad anti-oxidante y lipolítica que si lo recibieran directamente del pecho.
Que buen artículo gracias Eduardo por enriquecernos de conocimientos.
Te felicito por tu espíritu de investigación y difusión ,
Fina Garcia