(12-54) Qué es el Lactobacillus GG?

Lactobacillus GG (LGG) es una bacteria probiótica descubierta en 1985 por los doctores Sherwood H. Gorbach y Barry R Goldin, de la Tufts University, Boston, de quienes adquirió su nombre (Gorbach Goldin). Su nombre científico completo es Lactobacillus rhamnosus GG y pertenece a los probióticos del grupo Lactobacillus spp junto con otras 5 especies. Los otros grupos probióticos son Bifidobacterium spp (5 especies), Streptococcus salivarius (1 especie), Lactococcus lactis (1 especie), Enterococcus faecium (1 especie) y Saccharomyces boulardii (1 especie). Los probióticos son microrganismos no dañinos que tienen aplicaciones terapéuticas para una diversidad de enfermedades. Los probióticos son por lo general bacterias, con excepción del S. boulardii que es una levadura pero con propiedades probióticas comprobadas. Los efectos beneficiosos potenciales de los probióticos son: 1) prevenir la colonización de un hábitat determinado por patógenos exógenos, 2) desplazar a un patógeno de su hábitat, 3) neutralizar o evitar la actividad perjudicial de algún miembro de la flora nativa, 4) estimular el sistema inmune y 5) proveer alguna actividad metabólica que el huésped necesita y no produce en forma natural. Sus aplicaciones terapéuticas de mayor interés y más estudiadas están centradas en el aparato gastrointestinal. Idealmente, un probiótico para uso intestinal debe tener las siguientes características: 1) ser de origen humano, 2) capaz de atravesar la barrera gástrica ácida sin deteriorarse, 3) capaz de colonizar la superficie intestinal, 4) actuar contra los patógenos por más de un mecanismo, 5) mostrar su efecto beneficioso rápidamente y 6) soportar el proceso de manufactura sin pérdida de potencia. El LGG está entre los pocos microrganismos probióticos que tienen todas estas propiedades. Los probióticos de los géneros Lactobacillus y Bifidobacterium son los más investigados y sobre los que se dispone de mucha más información acerca de su uso, eficacia y tolerabilidad. Los beneficios del LGG reportados en la literatura médica son: 1) disminuye el curso de la diarrea inducida por antibióticos (ref), 2) disminuye la duración de la diarrea en la colitis causada por C. difficile (ref), 3) protege contra la diarrea del viajero (ref), 4) reduce la duración de la diarrea debida a rotavirus (ref), 5) previene la diarrea inducida por rotavirus (ref), 6) reduce la frecuencia de asma en lactantes cuando se administra a la madre durante y después del embarazo (ref) y 7) reduce el riesgo de neumonía adquirida en el hospital (ref).

(11-36) Metronidazol o Saccharomyces boulardii es mejor que placebo en la infección sintomática por Blastocystis hominis

Niños con síntomas abdominales (dolor abdominal, diarrea, náusea o vómitos, flatulencia) por al menos dos semanas, examen fecal positivo a Blastocystis hominis por microscopia y ausencia de enfermedades concomitantes fueron enrolados en un ensayo clínico para comparar la eficacia clínica y parasitológica de metronidazol (30 mg/kg dos veces al día por 10 días) o Saccharomyces boulardii (250 mg dos veces al día por 10 días) versus placebo. El propósito de este ensayo fue demostrar que el tratamiento es superior al no tratamiento y que S. boulardii puede ser igualmente eficaz como metronidazol, en niños inmunocompetentes con infección sintomática por B. hominis. Los niños elegibles fueron incluidos en uno de los tres grupos de tratamiento en forma aleatoria siguiendo un modelo simple-ciego. Se incluyeron 18 niños en el grupo A (S. boulardii), 15 en el grupo B (metronidazol) y 15 en el grupo C (placebo). La evaluación clínica y parasitológica se repitió a los 15 y 30 días después de la inclusión. Los niños en el grupo placebo que continuaron sintomáticos o que seguían excretando B. hominis en las heces en el día 15 fueron tratados con metronidazol por 10 días. Las características demográficas y clínicas de los tres grupos al momento de la inclusión fueron estadísticamente similares. Cura clínica en el día 15 se observó en 77.7%, 66.6% y 40% de los niños del grupo A, B y C, respectivamente (P < 0.05 grupo A vs. grupo C; P > 0.05 grupo B vs. grupo C, P > 0,05 grupo A vs. grupo B). Desaparición de los quistes de B. hominis en las heces en el día 15 ocurrió en 72.2%, 80% y 26.6% de los niños del grupo A, B y C, respectivamente (P < 0.05 grupo A vs. grupo C; P < 0.05 grupo B vs. grupo C; P > 0.05 grupo A vs. grupo B). En el día 30, la cura clínica subió a 94.4% y 73.3% (P > 0.05) y la cura parasitológica a 94.4% y 93.3% (P > 0.05) en el grupo A y grupo B, respectivamente. Estos resultados cuestionan el consenso actual que considera que B. hominis no es necesariamente un patógeno intestinal (cit) y muestran que el tratamiento de la infección sintomática por este parásito es beneficioso desde el punto de vista clínico y parasitológico. Interesantemente, este estudio se adiciona a otros ensayos previos que muestran que S. boulardii tiene propiedades antiparasitarias contra protozoarios como E. histolytica (cit) y Giardia (cit). (ref)