(12-60) Sobrepeso y obesidad en la niñez y adolescencia, se puede prevenir con lactancia materna en la infancia

Simple, convincente e importante. Si un niño fue lactado con leche materna por 6 meses o más durante su infancia, tiene 36% menos probabilidad de tener sobrepeso y 49% menos probabilidad de sufrir obesidad cuando llega a la pre-adolescencia y adolescencia (9 a 16 años de edad), si se compara con niños de la misma edad que no recibieron leche materna. Este efecto de la lactancia materna ocurre independientemente de los hábitos alimentarios y estilos de vida que influyen en el peso corporal y la adiposidad. A esta conclusión llegaron investigadores del Department of Nutrition and Dietetics, School of Medicine, Flinders University, Adelaide, South Australia, después de analizar los datos del Australian National Children’s Nutrition and Physical Activity Survey, una encuesta nacional de salud conducida en Australia el 2007 en base a visitas domiciliarias (CAPI), complementada 7-21 días después, con entrevistas por teléfono (CATI) (ref). Continue reading “(12-60) Sobrepeso y obesidad en la niñez y adolescencia, se puede prevenir con lactancia materna en la infancia”

(11-33) Comenzar la vida de adulto con obesidad implica un incremento en la morbilidad, incluyendo morbilidad fatal, a lo largo de la vida en hombres

Un grupo de investigadores del Instituto de Medicina Preventiva del Copenhagen University Hospital, Dinamarca estudió la asociación que podría haber entre ser obeso siendo adulto joven y el estado de salud el resto de la vida adulta. Para esto, examinaron los registros de 362,200 adultos jóvenes varones que ingresaron al servicio militar entre 1943 y 1977 en Dinamarca. De este grupo, identificaron a todos aquellos obesos (Indice de Masa Corporal ≥ 31.0 kg/m2) al momento de su ingreso al servicio militar y seleccionaron un grupo control tomado aleatoriamente hasta el 1% del resto de los jóvenes. Identificaron 1,862 obesos en el rango de edad de 18 a 25 años y seleccionaron 3,476 controles (la mayoría de ellos con un IMC dentro de rango normal). La información sobre el estado de salud de estos grupos se obtuvo del sistema nacional de registros. Para estimar la morbilidad relativa se empleó el modelo de regresión Cox (este método evalúa el efecto de varias variables sobre el tiempo que trascurre hasta que ocurra un evento dado), tomando en cuenta la incidencia del primer evento de la enfermedad, la ocurrencia de la enfermedad en el año precedente al fallecimiento y la prevalencia de la enfermedad cuando ocurre el fallecimiento, comparando el grupo de obesos con el grupo control. Encontraron que entre los 18 y 80 años de edad el obeso tiene un riesgo mayor de adquirir o morir por alguna enfermedad, de una gama amplia de enfermedades. Por ejemplo, la incidencia del primer evento conocido de diabetes tipo 2 fue de 450 en el grupo de obesos y 242 en el
grupo control (Riesgo relativo 4.9, 95% CI: 4.1-5.9), la ocurrencia de diabetes tipo 2 en el año previo al fallecimiento fue de 67 en el grupo control y 86 en los obesos (RR 5.2, 95% CI: 3.6-7.5) y la prevalencia de diabetes tipo 2 cuando ocurrió el fallecimiento fue de 51 en el grupo control y 86 en el grupo de obesos (RR 6.8, 95%CI: 4.6-10.1). En conclusión, este estudio muestra que la obesidad en el adulto joven incrementa el riesgo de adquirir enfermedades crónicas así como de morir por alguna de estas enfermedades a una edad más temprana que el resto de la población indicando la necesidad de evitar comenzar la vida adulta con obesidad. (ref)

(11-21) Lactancia materna exclusiva más prolongada, mejor índice de masa corporal y dieta más saludable en adultos jóvenes

Sujetos pertenecientes a una cohorte original de 2,604 niños nacidos entre 1977 y 1986 en Terneuzen, Holanda (The Terneuzen Birth Cohort Study) fueron contactados cuando tenían entre 18 y 28 años de edad e invitados a responder un cuestionario que incluía datos sociodemográficos y aspectos de su dieta actual (patrón de dieta, consumo de frutas, vegetales, snacks, bebidas edulcoradas y alcohol). Ochocientos veintidós respondieron el cuestionario y 737 estuvieron disponibles para mediciones antropométricas de peso, talla y circunferencia de cintura (CCi) y cadera (CCa). El propósito del estudio fue evaluar la relación entre sus medidas antropométricas, sus hábitos dietéticos actuales y la duración de la lactancia materna exclusiva (LME) que
recibieron cuando fueron lactantes. La relación entre la duración de la LME y las variables dietéticas o las mediciones antropométricas fue analizada mediante regresión logística y regresión lineal, respectivamente, ajustando a edad, género y otras variables de confusión. Asimismo, se hizo análisis de regresión para investigar si la dieta actual tenía efecto sobre la relación entre la duración de la LME y la grasa corporal. Se encontró una relación inversa significativa entre la duración de la LME y el Indice de Masa Corporal (IMC), la CCi y la CCa. La duración de la LME estuvo relacionada positivamente a hábitos dietéticos saludables como tomar desayuno al menos 5 veces a la semana (OR 1.16, 95% CI 1.06-1.27) y no consumir snacks más de una vez por
semana (OR 1.15, 95% CI 1.06-1.25). Se encontró también que estos hábitos dietéticos saludables no explican por sí solos el efecto protector de la lactancia materna
contra la acumulación de grasa corporal. Los autores resaltan la importancia de la LME por 6 meses o más, como lo recomienda la OMS. (ref)

(11-15) IMC superior a síntomas para predecir respuesta a inhibidores BP en pacientes con síntomas gastrointestinales altos y endoscopia normal

En este ensayo clínico, 105 pacientes (49 varones, edad media 44 años) con síntomas digestivos altos, endoscopía normal y negativos para Helicobacter pylori fueron asignados aleatoriamente a recibir lansoprazol 30 mg/día o placebo por 2 semanas y reevaluación de la severidad de los síntomas durante la segunda semana. El propósito del estudio fue evaluar el valor terapéutico de un inhibidor de bomba de protones (PPI) e identificar predictores de respuesta positiva. Se hizo pHmetría de 24 horas y manometría esofágica, antes de la randomización y 2 semanas después. Se utilizó el Puntaje de Glasgow para Severidad de Dispepsia (GDSS), definiendo como respuesta óptima una reducción de al menos 50% en este puntaje. La respuesta fue 35.7% en el grupo que recibió PPI y 5.7% en el grupo placebo (P < 0.001). En un análisis multivariado, el único predictor independiente no invasivo de respuesta óptima a PPI fue el Indice de Masa Corporal (IMC) del paciente (P = 0.003). La pHmetría y manometría esofágicas  tuvieron un valor predictivo de respuesta al tratamiento similar al IMC. Tanto el síntoma predominante como subgrupos de síntomas no fueron útiles en predecir la respuesta al PPI. En conclusión, estos pacientes tienen probablemente reflujo ácido y por eso responden al tratamiento con PPI. Los autores especulan que el fuerte valor predictivo del IMC se deba probablemente a su asociación con el reflujo ácido de fondo y a que es un indicador clínico más objetivo y reproducible que la característica de los síntomas por lo que recomiendan que debe medirse el IMC en todo paciente con síntomas gastrointestinales altos. (ref)