(12-57) La enfermedad por reflujo gastroesofágico puede mejorar con ejercicios respiratorios (consultar con Juan Diego Flórez)

El diafragma crural (la estructura muscular cruzada del diafragma torácico que da forma al hiato aórtico y hiato esofágico) funciona como un esfínter extrínseco al esfínter esofágico inferior (LES) que está adyacente. Actuando sinérgicamente, ambas estructuras cierran la unión gastro-esofágica y previenen el retorno del contenido gástrico hacia el esófago (ref).

No se conoce completamente la fisiopatología de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), especialmente en sus estadios tempranos. Continue reading “(12-57) La enfermedad por reflujo gastroesofágico puede mejorar con ejercicios respiratorios (consultar con Juan Diego Flórez)”

(12-53) Guía de manejo clínico del reflujo gastroesofágico NASPGHAN/ESPGHAN – 2009

El año 2009 las dos sociedades más importantes del mundo en la especialidad de gastroenterología pediátrica, NASPGHAN (North American Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition) y ESPGHAN (European Society for Pediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition ) publicaron de forma conjunta su Guía de Práctica Clínica de Reflujo Gastroesofágico en Pediatría. Esta es una herramienta muy valiosa que ayuda al pediatra general y especialista a tomar decisiones apropiadas, basadas en la mejor evidencia disponible, cuando atiende a un lactante, niño mayor o adolecente con síntomas que sugieren la posibilidad de reflujo gastroesofágico. Como toda buena guía, es un documento extenso pero completo que vale la pena tener a la mano. Se puede descargar una copia de la guía haciendo clic en el siguiente enlace (descargar guía). Hemos preparado un versión traducida al español de esta guía en el formato de una presentación que resume las principales recomendaciones de la guía, muestra varias tablas y algoritmos de manejo tal como están en la guía. Se puede descargar esta presentación haciendo clic en el siguiente enlace (descargar presentación). Mediante la función “Share this” que encontrará al pie de este artículo, puede compartir con amigos y colegas esta información. Algún comentario o sugerencia? Escríbanos en la ventana “Leave a Reply” que está inmediatamente debajo.

(11-45) Aumenta la tasa de erradicación de Helicobacter pylori añadiendo antioxidantes como vitaminas C y E a la terapia triple estándar?

En un ensayo clínico aleatorizado, de etiqueta abierta, no controlado con placebo, Sezikli M et al del Haydarpaşa Numune Research and Education Hospital, Estambul, Turquía, asignaron aleatoriamente 200 pacientes infectados con H. pylori a dos grupos de tratamiento. En el grupo A, los pacientes (n = 160) recibieron lansoprazol 30 mg b.i.d., amoxicilina 1000 mg b.i.d. y claritromicina 500 mg b.i.d. (tratamiento triple estándar) por 14 días más vitamina C 500 mg b.i.d. y vitamina E 200 IU b.i.d. por 30 días. En el grupo B, los pacientes (n = 40) recibieron únicamente el tratamiento triple estándar por 14 días. La erradicación de H. pylori se midió mediante el test de urea en aliento (UBT) que se hizo 4-6 semanas después de completar el tratamiento. En el grupo A se logró erradicación de H. pylori en 132 pacientes (82.5% en el análisis de intención-de-tratamiento [ITT] con 160 pacientes y 84% en el análisis por-protocolo [PP] con 157 pacientes). En el grupo B, la tasa de erradicación de H. pylori fue de 45% de los 40 pacientes incluidos en el análisis ITT y 47.4% de los 38 pacientes incluidos en el análisis PP. La tasa de erradicación fue significativamente mayor en el grupo A que en el grupo B (P < 0.005) (ref).

  • Este no es el primer estudio que se hace agregando coadyuvantes al tratamiento estándar (y sus variantes) para erradicación de la infección por H. pylori. El mismo grupo de Turquía publicó en 2009 los resultados de un ensayo clínico suplementando el tratamiento cuádruple (lansoprazol, amoxicilina, claritromicina y subcitrato de bismuto) con vitamina C y vitamina E y encontraron básicamente lo mismo: la erradicación en el grupo suplementado fue significativamente superior (91.3%) que en el grupo no suplementado (60%) (ref).
  • Estos hallazgos, sin embargo, contrastan con los resultados de otro estudio hecho en Taiwán en el que suplementaron el tratamiento triple (lansoprazol, amoxicilina y metronidazol, por una semana) con 250 mg de vitamina C b.i.d. y 200 IU de vitamina E b.i.d., por seis semanas; la tasa de erradicación fue de 40% en el grupo suplementado y 59.1% en el grupo no suplementado y en los pacientes con cepas sensibles a metronidazol, la erradicación se redujo de 80% en los no suplementados a 53.1% en los suplementados (ref).
  • Años después, el mismo grupo de Taiwán, en otro ensayo clínico de tres brazos con vitamina C (500 mg b.i.d.) y tratamiento triple (omeprazol, amoxicilina y claritromicina 250 mg b.i.d. o 500 mg b.i.d.) por una semana, encontró que en la infección con cepas resistentes a claritromicina la tasa de erradicación fue de sólo 34% independientemente de si recibía o no el suplemento de vitamina C; en cambio, si la cepa era sensible a claritromicina, la tasa de erradicación de H. pylori fue alta (alrededor de 85%) tanto con la dosis completa de claritromicina (500 mg b.i.d.) como con la dosis reducida (250 mg b.i.d.) suplementada con vitamina C; la erradicación con la dosis reducida sin el suplemento de vitamina C fue de sólo 68% (p = 0.03, claritromicina 250 sin vitamina C versus claritromicina 250 con vitamina C) (ref).
  • El conjunto de estos estudios sugiere que la administración de antioxidantes como vitamina C y vitamina E, como coadyuvantes en el tratamiento de la infección por H. pylori, podría mejorar la eficacia de erradicación de la infección; sin embargo, este efecto tendría que ver de una u otra manera con la susceptibilidad o resistencia de la bacteria a un determinado antimicrobiano.

(11-15) IMC superior a síntomas para predecir respuesta a inhibidores BP en pacientes con síntomas gastrointestinales altos y endoscopia normal

En este ensayo clínico, 105 pacientes (49 varones, edad media 44 años) con síntomas digestivos altos, endoscopía normal y negativos para Helicobacter pylori fueron asignados aleatoriamente a recibir lansoprazol 30 mg/día o placebo por 2 semanas y reevaluación de la severidad de los síntomas durante la segunda semana. El propósito del estudio fue evaluar el valor terapéutico de un inhibidor de bomba de protones (PPI) e identificar predictores de respuesta positiva. Se hizo pHmetría de 24 horas y manometría esofágica, antes de la randomización y 2 semanas después. Se utilizó el Puntaje de Glasgow para Severidad de Dispepsia (GDSS), definiendo como respuesta óptima una reducción de al menos 50% en este puntaje. La respuesta fue 35.7% en el grupo que recibió PPI y 5.7% en el grupo placebo (P < 0.001). En un análisis multivariado, el único predictor independiente no invasivo de respuesta óptima a PPI fue el Indice de Masa Corporal (IMC) del paciente (P = 0.003). La pHmetría y manometría esofágicas  tuvieron un valor predictivo de respuesta al tratamiento similar al IMC. Tanto el síntoma predominante como subgrupos de síntomas no fueron útiles en predecir la respuesta al PPI. En conclusión, estos pacientes tienen probablemente reflujo ácido y por eso responden al tratamiento con PPI. Los autores especulan que el fuerte valor predictivo del IMC se deba probablemente a su asociación con el reflujo ácido de fondo y a que es un indicador clínico más objetivo y reproducible que la característica de los síntomas por lo que recomiendan que debe medirse el IMC en todo paciente con síntomas gastrointestinales altos. (ref)