(13-74) Diosmectita reduce la duración y severidad de la diarrea en adultos

smectaLa diarrea, cuando ocurre en niños es siempre una tragedia y cuando ocurre en adultos una molestia que a veces se torna en desastre. El problema de la diarrea para un niño es que puede llevarlo rápidamente a la deshidratación y poner en riesgo su vida. De hecho, antes del advenimiento de la terapia de rehidratación oral, la diarrea y la deshidratación fueron la causa más importante de muerte en niños, después de la neumonía. El tiempo ha probado que la rehidratación oral es una herramienta terapéutica simple, barata y muy efectiva. Continue reading “(13-74) Diosmectita reduce la duración y severidad de la diarrea en adultos”

(13-72) Trastorno digestivo funcional en lactantes versus Alergia no-IgE: La medicina no es una ciencia exacta…aún

APLVLa medicina es una ciencia. Requiere plantear hipótesis y confrontarlas. Sin embargo, ante molestias poco específicas y en ausencia de un examen de laboratorio preciso y confiable el error diagnóstico puede ser grande. Aún en esta situación, el buen clínico puede atisbar la causa básica del problema y aliviar al paciente mediante la prueba terapéutica. Continue reading “(13-72) Trastorno digestivo funcional en lactantes versus Alergia no-IgE: La medicina no es una ciencia exacta…aún”

(12-67) Polietilenglicol 3350 a dosis altas es seguro y eficaz en niños para limpieza de colon en un solo día – ¿Podemos usarlo en estreñidos con impactación fecal?

Polietilenglicol (PEG) es un polímero inorgánico con peso molecular medio de 3350, soluble en agua, no absorbible y no metabolizable por bacterias colónicas. Actúa como laxante osmótico reteniendo en la luz intestinal el líquido y los electrolitos ingeridos, con absorción o eliminación neta de agua, sodio o potasio mínima o casi nula. Se dispone de PEG 3350 sin electrolitos o en combinación con electrolitos (ref) (ref).

Durante la última década se ha extendido el uso por los gastroenterólogos pediatras del PEG 3350 sin electrolitos a dosis altas para limpieza de colon antes de realizar una colonoscopia, a pesar de no estar aún aprobado por la FDA para tal uso en adultos ni en niños. Continue reading “(12-67) Polietilenglicol 3350 a dosis altas es seguro y eficaz en niños para limpieza de colon en un solo día – ¿Podemos usarlo en estreñidos con impactación fecal?”

(12-63) Los síntomas del síndrome de intestino irritable pueden ser peores si hay un trasfondo de alergia

Esto puede interesar a las numerosas personas que tienen el síndrome de intestino irritable y a sus médicos. Vivinus-Nébot M y col del Department of Immunology, Pole of Biology, Université de Nice Sophia-Antipolis, CHU de Nice, France, decidieron investigar la posible influencia que podría tener el ser portador de alguna alergia en la intensidad de los síntomas del síndrome de intestino irritable (IBS) (ref). Continue reading “(12-63) Los síntomas del síndrome de intestino irritable pueden ser peores si hay un trasfondo de alergia”

(11-40) Una evaluación hecha de manera sistemática puede identificar por lo menos un resultado anormal que podría ser la causa del dolor en la mayoría de niños con dolor abdominal recurrente

Investigadores de tres centros médicos no académicos de Holanda evaluaron de manera consecutiva 220 niños de 4 a 16 años de edad con dolor abdominal recurrente (RAP) que fueron referidos por sus médicos primarios para indagar la causa del dolor. Los pacientes fueron evaluados sistemáticamente siguiendo en todos ellos un protocolo que incluía una historia clínica estándar para caracterizar el dolor y los síntomas concomitantes, examen físico y una serie de exámenes auxiliares. Los exámenes incluyeron hemograma completo, velocidad de sedimentación, perfil renal y hepático, amilasa, calcio, fósforo, albúmina, IgE total, RAST con un panel de 6 alérgenos alimentarios, IgA total, anticuerpos de enfermedad celiaca, examen completo de orina, cultivo de orina, serología para Helicobacter, serología para Yersinia (inmunoblot), cultivo de heces, examen parasitológico de heces (incluyendo tinción de Kinyoun), antígeno fecal de Giardia por ELISA, antígeno fecal de Helicobacter por ELISA, prueba de hidrógeno en aliento con lactosa y fructosa, ecografía abdominal y radiografía simple de abdomen. Otros exámenes  como endoscopía, serie de esófago-estómago-duodeno con contraste y pHmetría esofágica de 24 horas se hicieron sólo en casos seleccionados, si se consideraba necesario. El promedio de edad de inicio del dolor fue 6 años y el promedio de tiempo de enfermedad con RAP fue 2.6 años (20% de los niños tenían dolor por al menos 5 años). Dos de cada tres (66%) de los pacientes tenían dolor 4 a 7 días a la semana, 54% habían sido despertados por el dolor en la noche al menos una vez y 15% habían perdido al menos un día de clases en la escuela a la semana. En poco menos de la mitad (46%) de los pacientes el dolor disminuía después de la defecación. Todos los niños tenían un peso y talla normales para la edad. En 11% había distensión abdominal, en 57% el abdomen estaba lleno o se palpaba el colon y en 26% el recto estaba ocupado al tacto rectal. Los exámenes dieron algún resultado positivo que podría ser la causa del dolor en 88% de los pacientes. Se encontró protozoarios, principalmente Dientamoeba fragilis, en 33%, Yersinia enterocolitica  en 12% e infección por H. pylori en 11%. La radiografía simple de abdomen mostró signos de constipación en 36%. Los autores concluyen que un enfoque sistemático como el que utilizaron con estos pacientes permite identificar al menos un resultado anormal que podría ser la causa orgánica del dolor abdominal recurrente en un alto porcentaje de pacientes que debería tomarse en cuenta antes de etiquetarlos como portadores de dolor abdominal funcional según los criterios de Roma. (ref)

(11-30) Flora gastrointestinal en niños con autismo: es posible que los síntomas de autismo sean exacerbados por problemas gastrointestinales de fondo?

Hay cierta evidencia que indica que los niños con autismo sufren más frecuentemente y con mayor severidad de enfermedades gastrointestinales (cit)(cit); lo que no se sabe bien es lo inverso, es decir, si estas enfermedades pueden exacerbar los síntomas de autismo y, de ser así, cuál sería el mecanismo. Investigadores del estado de Arizona, Estados Unidos examinaron la flora intestinal y otros bio-marcadores de función intestinal en muestras fecales de 58 niños con Desorden de Espectro Autista (ASD) y lo compararon con la de otros 39 niños sanos de edades similares. El propósito fue determinar si existe alguna correlación entre los hallazgos de estos exámenes y la severidad del autismo. Los exámenes fecales realizados incluyeron cultivo de enteropatógenos comunes, cultivo cuantitativo de bacterias aerobias y anaerobias y levaduras, detección de parásitos intestinales, lisozima, lactoferrina, IgA secretorio, elastasa, ácidos grasos de cadena corta (AGCC), sangre oculta y pH. Los síntomas gastrointestinales fueron evaluados utilizando una versión modificada del Indice de Severidad Gastrointestinal (GSI) (cit) acortada a sólo seis ítems: constipación, diarrea, consistencia de las deposiciones, olor de las deposiciones, flatulencia y dolor abdominal. Los síntomas de autismo se evaluaron con la Lista de Chequeo de Evaluación y Tratamiento de Autismo (ATEC) (cit), diseñado para cuantificar la severidad del autismo mediante puntaje asignado en cada una de cuatro secciones: 1) lenguaje-conversación-comunicación, 2) sociabilidad, 3) conciencia sensorial/cognitiva y 4) salud-comportamiento. Se encontró que la severidad de los síntomas gastrointestinales (GSI) tenía una fuerte correlación con la severidad del autismo (ATEC) (r = 0.59, p < 0.001). Los niños con puntaje GSI por encima de 3 tenían un puntaje total ATEC mucho más alto que los niños con puntaje GSI igual a 3 o menor (81.5 ± 28 vs. 49.0 ± 21, p = 0.00002). Los niños con autismo tenían niveles totales mucho más bajos de AGCC (-27%, p = 0.00002), incluyendo niveles bajos de acetato, propionato y valerato; siendo esta diferencia más marcada en los niños que recibían probióticos. Los niños con autismo tenían niveles más bajos de especies de Bifidobacter (-43%, p = 0.002) y niveles más altos de especies de Lactobacillus (+100%, p = 0.00002), pero niveles similares de otras bacterias y levaduras. El nivel de lisozima fue algo más bajo en los niños con autismo (-27%, p = 0.04), probablemente debido al uso de probióticos. Los otros marcadores de la función digestiva fueron similares en ambos grupos. Los autores concluyen que la fuerte correlación de síntomas gastrointestinales con la severidad del autismo hallada en este estudio indica que los niños con autismo más severo pueden tener síntomas gastrointestinales más severos y viceversa y que es posible que los síntomas de autismo estén exacerbados o aún parcialmente causados por problemas gastrointestinales de fondo. Los autores no pudieron dar una explicación valedera al nivel bajo de AGCC hallado en niños autistas; ya que no se midió este marcador simultáneamente en sangre, cualquiera de las siguientes explicaciones sería plausible: menor cantidad de flora que produce estos ácidos grasos, menor ingesta de fibra soluble, tránsito intestinal prolongado o mayor absorción. (ref)