(11-18) Supresión de ácido con dosis alta de inhibidor de BP para tos crónica: ensayo clínico controlado

Cuarenta pacientes tosedores crónicos (> 8 semanas), no-fumadores, sin historia de asma y que rara vez o nunca se quejan de ardor epigástrico, fueron asignados aleatoriamente para recibir 40 mg de esomeprazol (22 sujetos) o placebo (18 sujetos) dos veces al día por 12 semanas. Todos los pacientes tuvieron un estudio de pH/impedanciometría de 24 horas, la prueba de provocación con metacolina y laringoscopía antes de la aleatorización. La variable clínica principal de respuesta fue el Cuestionario de Calidad de Vida Relacionado a Tos (CQLQ). Las variables secundarias de respuesta elegidas fueron el puntaje de Fisman para Severidad/Frecuencia de Tos y cambios en hallazgos laringoscópicos. No se encontró diferencia entre los que recibieron esomeprazol o placebo en el CQLQ (mejoría media 9.8 vs. 5.9, respectivamente, P = 0.3) o en el puntaje de Fisman. La proporción de pacientes que mejoraron en el CQLQ fue 27.8% (cinco de 18) y 31.8% (siete de 22) en los grupos placebo y esomeprazol, respectivamente. Los autores concluyen que en sujetos con tos crónica que rara vez o nunca tienen ardor epigástrico, dosis altas de un inhibidor de bomba de protones no los beneficia en sus síntomas o calidad de vida. (ref)

(11-15) IMC superior a síntomas para predecir respuesta a inhibidores BP en pacientes con síntomas gastrointestinales altos y endoscopia normal

En este ensayo clínico, 105 pacientes (49 varones, edad media 44 años) con síntomas digestivos altos, endoscopía normal y negativos para Helicobacter pylori fueron asignados aleatoriamente a recibir lansoprazol 30 mg/día o placebo por 2 semanas y reevaluación de la severidad de los síntomas durante la segunda semana. El propósito del estudio fue evaluar el valor terapéutico de un inhibidor de bomba de protones (PPI) e identificar predictores de respuesta positiva. Se hizo pHmetría de 24 horas y manometría esofágica, antes de la randomización y 2 semanas después. Se utilizó el Puntaje de Glasgow para Severidad de Dispepsia (GDSS), definiendo como respuesta óptima una reducción de al menos 50% en este puntaje. La respuesta fue 35.7% en el grupo que recibió PPI y 5.7% en el grupo placebo (P < 0.001). En un análisis multivariado, el único predictor independiente no invasivo de respuesta óptima a PPI fue el Indice de Masa Corporal (IMC) del paciente (P = 0.003). La pHmetría y manometría esofágicas  tuvieron un valor predictivo de respuesta al tratamiento similar al IMC. Tanto el síntoma predominante como subgrupos de síntomas no fueron útiles en predecir la respuesta al PPI. En conclusión, estos pacientes tienen probablemente reflujo ácido y por eso responden al tratamiento con PPI. Los autores especulan que el fuerte valor predictivo del IMC se deba probablemente a su asociación con el reflujo ácido de fondo y a que es un indicador clínico más objetivo y reproducible que la característica de los síntomas por lo que recomiendan que debe medirse el IMC en todo paciente con síntomas gastrointestinales altos. (ref)

(11-13) Eficacia de mosaprida y omeprazol en enfermedad por reflujo no-erosivo

Este es un ensayo clínico doble-ciego, controlado con placebo en forma aleatoria, diseñado para averiguar si añadiendo un proquinético mejora la eficacia de los inhibidores de bomba de protones en pacientes con enfermedad por reflujo sin esofagitis erosiva (NERD). Un total de 200 pacientes con NERD fueron asignados aleatoriamente a recibir sea omeprazol (10 mg una vez al día) más citrato de mosaprida (5 mg tres veces al día)  u omeprazol más placebo. La variable clínica de respuesta final para comparar ambos grupos fue la tasa de pacientes con buena respuesta, utilizando una escala visual análoga (VAS) después de 4 semanas de tratamiento. Se compararon también los cambios en el puntaje VAS y el perfil de seguridad. No se encontró diferencia significativa en la tasa de pacientes con buena respuesta entre los dos grupos tanto en el análisis de intención-de-tratamiento (ITT) como en el análisis por-protocolo (PP). Los cambios en el puntaje VAS en el grupo que recibió omeprazol más mosaprida  fue significativamente mejor que en el grupo que recibió placebo en el análisis PP pero no fue significativo en el análisis ITT. La tasa de eventos adversos fue similar en ambos grupos. Los autores concluyen que la adición de un proquinético como mosaprida no mejora la eficacia del omeprazol en pacientes con reflujo sin esofagitis erosiva. (ref)

(11-9) Vaciamiento gástrico disfuncional en infección por Helicobacter pylori

Investigadores de una universidad de Tokio, Japón llevaron a cabo un experimento en ratones para estudiar el mecanismo del trastorno de motilidad gástrica asociado con la infección por Helicobacter pylori. El propósito del experimento fue averiguar el rol que podrían cumplir en la patogénesis de este trastorno los microRNA, una variedad de RNA que modula la expresión genética e influye en las modificaciones epigenéticas sin alterar la secuencia del DNA. Examinaron el vaciamiento gástrico y secciones histológicas del estómago de ratones de la cepa C57BL/6 después de un periodo prolongado de infección experimental con H. pylori y lo compararon con un grupo control de ratones no infectados. Analizaron el perfil de expresión de miRNA mediante RT-PCR cuantitativo  y microarray. Encontraron el vaciamiento gástrico significativamente acelerado y engrosamiento marcado de capas musculares del estómago de los ratones infectados con H. pylori. El perfil de expresión del miRNA reveló que los miRNA-1 y miRNA-133, dos miRNAs específicos del músculo, estaban significativamente deprimidos en tanto que el HD4 y SRF, dos de los genes blanco del miRNA-1 y miRNA-133, se encontraban incrementados produciendo proliferación celular de mioblastos e hiperplasia muscular. Estos cambios epigenéticos proporcionan una  explicación de la patogénesis molecular de los trastornos de motilidad, asociados a la infección por H. pylori. (ref) (link)

(11-5) Intolerancia al gluten sin enfermedad celiaca

Investigadores de Australia llevaron a cabo un ensayo clínico controlado para determinar si la ingestión de gluten puede inducir síntomas gastrointestinales en individuos no celiacos. Los participantes en este estudio, todos ellos adultos con síndrome de intestino irritable en quienes se había excluido enfermedad celiaca, fueron asignados aleatoriamente para recibir gluten o placebo en la forma de dos tajadas de pan todos los días por seis semanas. Se evaluaron los síntomas utilizando una escala visual análoga (VAS) y se midieron marcadores de inflamación intestinal y desarrollo de anticuerpos anti-gliadina en todos los participantes. Un total de 34 pacientes completaron el estudio. Trece (68%) de los 19 pacientes en el grupo con gluten y seis (40%) de los 15 pacientes en el grupo placebo reportaron tener síntomas gastrointestinales (P=0.0001). Los síntomas reportados fueron dolor abdominal, aumento de volumen del abdomen, deposiciones sueltas y sensación de cansancio. No hubo cambios significativos en lactoferrina fecal, nivel sérico de anticuerpos de enfermedad celiaca, proteína C reactiva, o permeabilidad intestinal. Los autores concluyen que existe intolerancia al gluten en sujetos no celiacos aunque no se conoce el mecanismo. (ref)